Desde hace varios meses se ha estado alentando a través de distintos
espacios mediáticos y de opinión, una campaña de descrédito y
desinformación en contra del Consejo del Poder Judicial y la persona de su presidente
Luis Henry Molina Peña. Para ser
consecuentes con la prudencia que exige el rol
judicial, el Consejo del Poder Judicial había decidido mantener
silencio ante tan desafortunadas e irresponsables denuncias. Los
niveles a que han llegado las mentiras difundidas empiezan a afectar, ya
no solo la reputación del presidente de la Suprema Corte de Justicia y el ánimo
de los miembros del Consejo (y sus equipos de
apoyo). También atentan contra la estabilidad del
propio sistema de justicia debido a la difusión de inventos e imprecisiones
sobre su funcionamiento. Al malintencionado guión de mentiras, medias verdades y francas
desinformaciones sobre el funcionamiento y diseño institucional del sistema de
justicia, sosteniendo acusaciones irrespetuosas, infamantes y ofensivas, oponemos
la verdad.
Ha habido afirmaciones
relativas a la forma en que opera el Servicio judicial,
que supone la posibilidad de dar seguimiento a los procesos judiciales y
realizar audiencias y gestiones con asistencia de la tecnología. Se
ha querido instalar que tanto los procesos de contrataciones como su operación
han sido irregulares. Sin embargo, todos los procesos realizados por
los órganos de apoyo del Consejo del Poder Judicial, así como por los
comités, son públicos y regidos por las normativas vinculantes. En
el marco de un acuerdo entre el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) y el Consejo del Poder Judicial se realizó un proceso
abierto, internacional y transparente, siguiendo los estándares establecidos
por dicho organismo para la contratación de los procesos
relacionados con la respuesta a la pandemia y la virtualidad.
Contrario a lo
que se quiere decir, no ha habido ninguna entidad privada relacionada
con el manejo y gestión de expedientes. Todos los recursos humanos
y tecnológicos que operan y tienen relación con los expedientes en el
proceso son internos.
El
fortalecimiento del sistema de integridad es un compromiso y una
prioridad del Poder Judicial, soportado en los planes de trabajo y acciones de
Visión Justicia 20/24. El eje tercero del plan estratégico del Poder
Judicial propone fortalecer y promover buenas y eficientes conductas
institucionales e incrementar la confianza de la ciudadanía.
Desde el año 2019
se han desarrollado acciones para la transparencia que suponen la publicación
de indicadores y todas las informaciones de los procesos administrativos,
pasando del discurso y los planes a los hechos para promover buenas
conductas y calidad en las tareas administrativas. Dar mayor
transparencia a las operaciones administrativas del Poder Judicial, para que los ciudadanos puedan consultar en
línea y con total apertura verificar este desempeño.
Tal vez sea este
tipo de políticas para la transparencia, demandada en todos los
rincones del país, las que mueven a sectores al irrespeto y la
falta de rigor a la verdad en sus denuncias en reacción al
cambio o temor a consecuencias.
La campaña de
descrédito mediático alude supuestas relaciones de confianza entre
personas que ocupan puestos del Consejo del Poder Judicial y el presidente del
Consejo. Todos los puestos existentes son validados por informe de
Gestión Humana y han sido parte de procesos de selección exhaustivos o
concursos públicos aprobados por este Consejo, bajo los estándares y rigores
exigidos por las leyes para cada posición. Reiteramos, además que la
aprobación de estos procesos se da de manera democrática y horizontal.
Cabe señalar que los
servidores que acompañan la gestión del Consejo en los órganos de apoyo son
parte de un equipo de gestión que ha demostrado, con probidad y eficiencia, que
es posible hacer un buen trabajo en el sector público. Pecan de ser
eficientes y trabajar apegados a la ética, como ha sido patente en cada
institución en la que han servido.
Desde el año 1997
el sistema de justicia ha avanzado en la consolidación de su carrera
judicial, que es una garantía de independencia. Debido a su
diseño institucional, la estructura del Poder Judicial y la forma en que se
toman las decisiones constituyen una suerte de sistema inmunológico.
Cada tribunal
administra jurisdiccionalmente sus casos de manera independiente y como manda
el ordenamiento jurídico. Las juezas y jueces son inamovibles y
responden a un sistema de integridad que tiene muy claras y delineadas las
directrices de su desempeño y las defensas de su independencia en el criterio
de su trabajo. Las problemáticas del sistema, recogidas y socializadas en
múltiples ocasiones, son
parte de un trabajo continuo que apunta a dar mejores resultados de lo
esperado en menor tiempo de lo planificado.
La distribución
de la carga de trabajo jurisdiccional no se produce de manera discriminada como
han mentido irresponsablemente, sino a través de sorteos aleatorios,
como establecen la ley y los reglamentos. No existe
ninguna relación de este aspecto con las modalidades de servicio implementadas
en el pasado reciente. El único
interés del Consejo del Poder Judicial es implementar políticas judiciales en beneficio de un servicio con mayor acceso,
más oportuno, transparente, íntegro y eficiente.
La independencia
funcional consiste en la capacidad de cada tribunal de hacer
su trabajo de acuerdo a su criterio jurídico. Sin
presiones ni intromisiones, buscar justicia en buen Derecho y cumplir con las
funciones encomendadas por la Constitución y Leyes de la República, a través de
sus instituciones.
El
magistrado Luis Henry Molina Peña ha estado ligado por largos años a
las mejoras del sistema de Justicia. Sus aportes a la ‘primera ola de
reformas’, a la transformación, formación y tecnificación de la judicatura, así
como su rol en la reforma procesal penal, son
un legado reconocido por todo el sector justicia tanto nacional como
internacionalmente.
El gobierno
administrativo y disciplinario de la justicia conlleva atribuciones dadas por
mandato constitucional, legal y reglamentario, se da en un escenario
institucional colegiado, totalmente separado del curso jurisdiccional del
sistema. Los miembros del Consejo del Poder Judicial son
elegidos por sus pares, en cada instancia, por cinco años y no a dedo, como insiste la fábula que injuria y
desinforma. Un órgano en el que se toman decisiones por mayoría de
votos. Contemplando mecanismos de disenso que tienen
constancia en las actas de las sesiones.
Siempre que se pretende poner orden y regular el
cumplimiento normativo, velando por el respeto a la ley, se producen este tipo
de reacciones malintencionadas. Somos conscientes de que no hay proceso
perfecto y que el sistema de justicia debe continuar su camino de
transformación para poder satisfacer las demandas y necesidades que tiene la
sociedad en su conjunto.
Para lograr
mejorar el sistema de justicia necesitamos construir en el diálogo. Dirimir
las diferencias y lograr que el servicio de justicia pueda dar lo que
esperan dominicanas y dominicanos. Pero las soluciones, las
búsquedas compartidas, el avance gradual, debe encontrar un espacio
común: el diálogo genuino, respetuoso y responsable. Las críticas son
saludables al sano ejercicio de las funciones estales. Sin embargo,
estas deben hacerse en el marco del respeto, en rigor a la verdad y estar encaminadas
al fortalecimiento y la mejoría de las condiciones del servicio.
El Poder Judicial
está consciente del desafío que representa la labor que llevamos
adelante. Continuaremos trabajando por mejorar la situación de la
Justicia juntos.
Consejo del Poder
Judicial